La cuerda del Bou Capllaçat de Sant Carles de la Ràpita

Bou Capllaçat Sant Carles de la Ràpita

Bou Capllaçat, una tradición que ha pasado de padres a hijos

La tradición del “Bou Capllaçat” en esta población no consta en documentos oficiales ni se tiene documentación que acredite dicha tradición, pero todo lo que se sabe es por conversaciones y relatos que han pasado de padres a hijos y así se ha transmitido la tradición del toro en Sant Carles de la Ràpita. 


La primeras cuerdas que trasladaban a las reses

A finales de 1800 o principios de 1900 en la zona del Delta del Ebro comienzan a formarse algunas ganaderías de toro bravo. Por entonces no se disponía de vehículos para el transporte del ganado y se comenzaron a utilizar cuerdas de esparto, que era el tipo de cuerda más común en esa época, para trasladar a las reses. Se ataban a las astas de los toros y se conducían a las diferentes poblaciones surgiendo esta modalidad de festejo taurino. 

Según los relatos que se han escuchado muchísimas veces a los mayores de la zona, hubo un grupo de aficionados que se preocupó de recaudar dinero para poder comprar un toro y sacarlo “capllaçat” en el primer sábado de las Fiestas Mayores en el mes de julio en honor a su patrón San Jaime. 

Para conseguir dinero estos aficionados organizaban rifas, iban tocando puerta a puerta y aportaban dinero de su propio bolsillo o por medio de algún aficionado que colaboraba con lo poco que había. Es por ello, que no se hacía de forma regular y continuada, ya que se celebraba unos años y otros no. Estos aficionados cuidaron esta tradición y comenzaron a pedir colaboración a los más jóvenes para que les ayudaran y siguieran sus pasos para que esta tradición continuase. También se comenzó a pedir colaboración al Ayuntamiento, solicitando permiso para sacar un “bou capllaçat” por las calles de la población en las fiestas mayores, se lo estudiaron y al cabo de unos días, comunicaron el permiso concedido para realizar dicho festejo. 


Renacer del Bou capllaçat 

En 1967, y tras un accidente en una plaza portátil donde falleció un joven aficionado, el alcalde fue a prisión y se suspendieron todos los actos taurinos varios años y como no, el “bou capllaçat”. Los aficionados siguieron trabajando para poder sacar otra vez su toro por las calles, a sabiendas que después de tantos años sin haberlo realizado ya se había perdido la tradición. Pero a principios de 1975 un grupo de aficionados que ya habían estado en las etapas anteriores, pidieron al Ayuntamiento el permiso para seguir disfrutando con esa bella tradición. El alcalde se negó, pero ellos con su tesón y convencimiento de poder luchar por ello, se dirigieron al teniente de alcalde, que por aquella época no estaba muy a favor de las decisiones del alcalde. Sin hacer ruido fueron hablando con los diferentes concejales y miembros de gobierno para recoger y conocer sus opiniones de cara a la celebración de un plenario municipal donde se debatió dicha propuesta. La sorpresa del alcalde fue que el equipo de gobierno votó a favor de la celebración de dicho acto y la salida de un “bou capllaçat” por las calles el primer sábado de fiestas mayores en honor al  patrón de Sant Carles de la Ràpita como ya era tradición. 

Bou capllaçat Sant Carles de la Ràpita

Se dispusieron a encontrarse en un bar a hacer el café el viernes 18 de julio y desplazarse a la ganadería del señor Manolo Beltrán en la población de Cabanes en la zona del Maestrazgo. Allí compraron un toro e hicieron una pequeña fiesta. Regresaron a Sant Carles de la Ràpita con los coches, la gente vestía unas camisetas que les regaló un bar local y les seguía el camión con el toro. Al llegar a la población, y como la gente no lo esperaba, empezaron a tocar los claxon de los vehículos a medida que iban avanzando por las calles. Anunciaban de este modo que ya habían llegado y que estaban dispuestos a seguir con esta tradición. Una tradición que les habían legado y que están dispuestos a conservar, engrandecer y no permitir que cayera en el olvido; una bella fiesta que había llegado para quedarse. 

Una vez ya se había dado conocimiento y algarabía de que había llegado el toro a la población, se dispusieron a encerrarlo en un patio con una vigilancia para cuidar de su estado y que llegara en óptimas condiciones para ser exhibido el sábado por la mañana a las 7:00 horas. A esa hora, con mucha expectación dada la importancia del acto ya que hacía años que no se realizaba, la gente fue concentrándose en los alrededores del patio que se utilizaba como corral. Los aficionados se colocaron agarrados a las cuerdas y cuando se abrieron las puertas del patio y salió el toro empezaron a correr llevando el toro por las calles y dando a conocer el animal que habían escogido para ello. Una vez terminaron de correr por las calles lo condujeron al matadero municipal donde se sacrificó el animal y se repartió su carne entre los aficionados y colaboradores, dando así el comienzo de la Penya Bou Capllaçat Sant Carles de la Ràpita que desde ese día ya se ha preocupado de seguir con la organización y celebración de este acto sin interrupción.

Caldereta Sant Carles de la Ràpita


Penya Bou Capllaçat Sant Carles de la Rapita

Esta peña se encarga de organizar el acto y las exhibiciones con la colaboración del Ayuntamiento y de todos los socios que componen la peña siempre bajo las directrices de los Presidentes y Juntas Directivas que se han ido formando y renovando desde su comienzo. En junio de 2006 se crearon los estatutos y se dispuso de la acta fundacional dando el carácter oficial y trato de asociación, legalizando esta unión para seguir con los pasos pero esta vez ya de forma firme y oficial. 


La cuerda y el capllacín

Cuerda Sant Carles de la Ràpita

Esta entidad sigue realizando el “bou capllaçat” con “capllacín”, que es una cuerda de una longitud de un metro cincuenta con una gaza a cada extremo para “capllaçar” (atar) a la cabeza del toro. Es aqui donde se atan las cuerdas que conducen al animal y una vez terminado el acto, se corta el “capllacín” quedando la cuerda entera y libre para ser guardada hasta la próxima exhibición. La cuerda es de esparto, se va revisando y reparando año tras año utilizando siempre la misma hasta que se considera no apta. En este momento se reemplaza y se deja para tener un recambio en caso de emergencia.