EL RITO DEL TORO CON CUERDA
Sin profundizar en la estrecha relación que desde tiempo inmemorial ha existido entre el hombre y el toro en el arco mediterráneo, queremos hacer llegar al desconocedor de nuestro toro de cuerda su valor cultural e histórico. Contamos con documentos que desde la época romana hasta la actualidad describen escenas de toros enmaromados en nuestro país, pasando por todas las épocas, y que reconocen la importancia ritual de esta costumbre.
Se corren toros ensogados en apenas un centenar de localidades españolas, eso si, repartidas por toda la geografía nacional. Sin pensar ni mucho menos en la vulnerabilidad aparente que supone ser tan pocos los que disfrutamos del toro con cuerda, entendemos que precisamente es en la escasez de festejos donde radica nuestra fuerza, pues nos convierte en los guardianes de un tesoro que debe ser conservado. Estamos hablando de siglos y siglos de historia viva del hombre que todavía perdura en estos municipios gracias a sus gentes, amantes del toro bravo como animal único en el mundo, protagonista de nuestra historia, compañero y adversario a la vez. El toro de cuerda es manifestación cultural de primer orden y seña de identidad de los pueblos donde se realiza y está completamente adaptado al siglo XXI, integrado en el día a día de unas poblaciones que no serían las mismas sin su toro ensogado.
Como ejemplo de tesoro etnográfico y antropológico basta con observar la evolución de este rito en cada territorio más allá de las diferentes denominaciones (sokamuturra, capllaçat, de cuerda, ensogado, de sogas, enmaromado,….) pues a pesar de tener un mismo origen en cada lugar se ha desarrollado según sus usos y costumbres. Toro de cosecha, nupcial o de ofrenda en los que destacan tanto la forma de guiar al animal como los diferentes aspectos culturales paralelos que se han conservado gracias al toro de cuerda. Y a pesar de esas diferencias definidas por una realidad cultural local, que nos alejan de la globalización general de la sociedad actual, se puede apreciar perfectamente el mismo sentimiento de admiración y devoción por el toro de cuerda en todos los lugares. Todos confluimos en un mismo punto, el punto en el que se unen el toro y la cuerda
En el toro de cuerda no se premian los alardes frente al toro. Se premia al que sabe conducir al astado, eje del festejo, con sabiduría y temple, favoreciendo la carrera del animal evitándole tirones que mengüen sus facultades físicas. En ningún momento se busca ni se permite el sufrimiento del toro. Al finalizar su recorrido por la localidad es devuelto a los corrales en todos los casos pues jamás se le da muerte en el festejo. El toro puede cansarse por realizar un ejercicio físico, pero jamás es golpeado ni arrastrado, ni se le obliga a correr mientras recupera el aliento. Es el rey de la fiesta y como tal es cuidado.