Desde la FETC queremos transmitir todo el apoyo y ofrecer nuestra colaboración incondicional a los aficionados y entidades culturales taurinas que pudieran verse afectadas por el posible cambio de la normativa
El toro de cuerda es un rito atávico de características singulares, celebrado por diferentes civilizaciones mediterráneas desde hace miles de años. En la actualidad se conserva en unas 120 localidades de nuestro país, de las cuales 19 se encuentran en Catalunya, exactamente en las comarcas del Baix Ebre y Montsià.
La concentración de festejos en Les Terres de l´Ebre no es casual. Su ubicación junto al río que le da nombre y la formación del delta tienen mucho que ver con la celebración de todo tipo de actos taurinos, actos que forman parte de la cultura popular de estos municipios, entre los que se encuentran Amposta y Sant Carles de la Ràpita, socios de esta federación.
El bou capllaçat cuenta con cientos de años de historia en estas localidades, que han sabido adaptar el festejo a cada época, mostrando respeto y admiración por su protagonista principal, el toro.
Es por ello que nos sorprende el resultado de la votación del Parlament de Catalunya, que deja abierta la posibilidad de prohibir, entre otras modalidades, la celebración del toro de cuerda en esta comunidad.
En ningún modo está justificada la necesidad de abrir un debate sobre los festejos taurinos de calle en Catalunya teniendo en cuenta los siguientes puntos:
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LEGALIDAD
La celebración de los correbous ya está perfecta y excesivamente regulada. El control que se ejerce en todos los eventos taurinos de Catalunya, con el innegable trasfondo de la prohibición, no se plantea en ninguna otra situación en la que se utilicen animales, ya sea festiva o privada.
A pesar de las exigencias legales, las asociaciones y peñas taurinas han demostrado la fuerza de la tradición en sus localidades, cumpliendo con todo lo indicado, mostrando un rigor y seriedad sin límites, algo que debería reconocerse, no castigarse.
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ECONOMÍA
Los festejos taurinos de calle atraen a miles de personas a las ciudades que los organizan, impactando de manera positiva en la economía del municipio.
El día del toro, la población local se une a la foránea en una jornada festiva de hermanamiento, con el consiguiente reflejo en el consumo, como indican los estudios de impacto económico que se han elaborado alrededor del toro de cuerda.
Los establecimientos hoteleros, hornos, restaurantes, quioscos y demás comercios saben que este día obtendrán ingresos extra, y todo gracias al toro.
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VERTEBRACIÓN SOCIAL
En los festejos participan personas de todas las edades, estatus social y sexo. Todos somos iguales ante el toro, que propicia el contacto entre vecinos, con el trabajo incansable de las asociaciones y peñas alrededor de sus costumbres.
A pesar que son miles las personas que viven el festejo, bien como participantes, bien como espectadores, tenemos que recordar que no se puede justificar la prohibición de algo sólo por el número de personas que tenga vinculadas a su celebración. De ser así acabaríamos con todo el bagaje cultural que no forme parte de la tendencia general.
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CULTURA Y TRADICIÓN
El bou capllaçat se viene celebrando desde hace cientos de años en Catalunya. Las 19 poblaciones que todavía conservan este tesoro antropológico merecen no una prohibición, sino el reconocimiento a su esfuerzo y bien hacer, protegiendo la celebración de sus festejos taurinos.
No se puede obviar que son seña de identidad de esta tierra, y que miles de catalanes lo sienten como parte de sus vidas, pues es el legado que han recibido de sus antepasados.
El toro es elemento diferenciador con otras culturas, alejando a estas localidades del movimiento globalizador, que pretende hacernos a todos iguales. Por lo tanto, los festejos son parte y ejemplo de la riqueza cultural del mundo, con todo lo que ello conlleva.
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BIENESTAR ANIMAL
Los toros que son utilizados en el bou capllaçat pertenecen a la cabaña ganadera autóctona, y vuelven a la ganadería después de realizar el festejo, el trabajo para el que son criados. En la mayoría de casos se contratan ganaderías catalanas, empresas con una larga trayectoria que tradicionalmente han ayudado a la conservación del medio y al enriquecimiento de flora y fauna salvajes.
En ningún caso se maltrata al animal.
El toro puede cansarse, pero jamás es arrastrado, golpeado o ejecutado, como suelen decir las malintencionadas y mentirosas plataformas animalistas.
Nos llama la atención que, a pesar de la legislación asfixiante, que para asegurar que el toro no sufra abuso de ningún tipo obliga a la redacción de informes veterinarios antes y después del festejo, existan dudas por parte de algunos partidos políticos del buen trato que reciben los animales en los correbous.
Y todo ello sin mencionar los estudios realizados por universidades y profesionales reconocidos e independientes que concluyen que los toros no sufren en estos festejos, estudios que ponemos a disposición de quien lo desee, y que dejan en evidencia las posturas de aquellos que afirman lo contrario por simple apreciación subjetiva, o los pseudoestudios presentados por agrupaciones animalistas, elaborados de forma parcial e intolerante, siendo un claro insulto a la moral y a la ciencia.
La propuesta de prohibir la celebración del bou capllaçat en Catalunya, aparte de ser ilegal, es un ataque a la libertad y la cultura catalana.
Nos parece impensable que en pleno siglo XXI la cultura, la libertad o la costumbre de un pueblo estén en juego por la visión particular de algunos partidos, que parecen desconocer que las señas de identidad carecen de color político, pues pertenecen a un pueblo en su conjunto.
El Parlament de Catalunya, como cualquier otro órgano legislativo, debe centrase en gobernar, y no en dirigir al pueblo.
De otro modo se repetirían capítulos de la historia reciente, cuando una parte de la sociedad imponía su moralidad adoctrinada al resto, decidiendo qué era correcto o incorrecto, a través de prohibiciones que aniquilaron durante mucho tiempo la multiculturalidad y la libertad en el más amplio sentido de la palabra.
Por favor, no metan las tradiciones en sus debates, dejen que cada persona elija cuál es su historia.
Den ejemplo como representantes que son del pueblo de Catalunya y no olviden a una parte del mismo, reconduciendo la situación hacia una convivencia amable con acento en las diferencias. Aunque no compartan el bou capllaçat, respétenlo.
Y antes de criticarlo o alabarlo, conózcanlo.
Así pues, nos ponemos a disposición de cualquier partido político, entidad pública o privada y cualquier particular interesado en conocer la historia y repercusión de este festejo, para que antes de decidir acabar con una parte de la historia de Catalunya se acerquen a la realidad de esta costumbre ancestral perfectamente adaptada al siglo XXI.
Desde la FETC queremos transmitir todo el apoyo y ofrecer nuestra colaboración incondicional a los aficionados y entidades culturales taurinas que pudieran verse afectadas por el posible cambio de la normativa, ante este ataque a la libertad y la cultura no solo de Catalunya, sino de todo el mundo.