Manuel, la fuerza de San Blas

Manuel, la fuerza de San Blas

Texto: David Bustos. www.arribestaurinas.es

Foto: Asociación Taurina Toro Enmaromado de Yuncos

 

San Blas y Yuncos mantienen una relación amor recíproco e intenso. Cada año, al inicio del mes de febrero, Yuncos pasa de ser un pueblo más de la provincia de Toledo a ser el centro de peregrinación taurina de todo el país. San Blas no sería San Blas sin su cita en Yuncos. Y Yuncos, sin su toro de San Blas, no sería lo que es. Perdonen el atrevimiento, pero ellos mismos han conseguido que su toro en honor a San Blas sea tan necesario como tomarse las uvas cualquier 31 de diciembre. Su calle Real se ha convertido en nuestra Puerta del Sol en Nochevieja. ¡Incluso pasamos más nervios aquí! Fíjate como son las cosas… Pero dejando a un lado las comparaciones, hay que decir que San Blas 2020 ha sido totalmente diferente a los anteriores. El fallecimiento de Manuel, una persona muy especial para la Asociación Toro Enmaromado de Yuncos, fue un duro golpe para la localidad que se vio obligada a aplazar una semana la celebración de todos los actos y eventos programados para San Blas.

La tarde comenzó con un minuto de silencio en memoria de Manuel. Emocionaba ver la emoción de todos y cada uno de los allí presentes, al mismo tiempo que el toque de trompeta y la percusión erizaban la piel. Sin embargo, ese no fue el único momento en el que Manuel estuvo presente. Manuel estuvo presente antes, durante y después de concluir la suelta de «Tomatillo». Manuel fue la fuerza de San Blas. Y sin duda, él fue la mayor motivación, y esa presión por conseguir un final feliz, hizo que se viviera más tensión en la calle. También es cierto que el ejemplar de Adolfo fue un toro que puso las cosas complicadas desde el minuto uno. Pero como se suele decir, la unión hace la fuerza, y Manuel fue el enlace que unió a todos para ayudar a «Tomatillo» a llegar de vuelta ala Calle Real.

Casi una hora hubo que esperar para que «Tomatillo» fuera de nuevo enchiquerado. La satisfacción fue enorme, y la emotividad mucho mayor. Los maromeros consiguieron parar al toro junto al cuadro de Manuel, colocado por la Asociación en ese tramo final. Imagínense la ola de sentimientos que bañó Yuncos en ese momento. No faltó nadie por aplaudir. Fue una ovación para «Tomatillo», pero sobre todo, para Manuel. Un gesto de admiración a su incansable lucha contra el ELA. Una lección de vida y aprendizaje que nos debe servir a todos para nunca dejar de sonreír, incluso en los malos momentos, como hizo Manuel. Manuel fue un guerrero hasta el último día. Ahora, es un héroe. Un ejemplo para todos. Ojalá, un futuro sin ELA.