La Cuerda o Maroma en Benavente (I)

Toro Enmaromado Benavente


La Cuerda o Maroma en el Toro Enmaromado de Benavente tiene una importancia crucial en el festejo


El correr toros ensogados fue una práctica habitual para festejar, costumbre que perduraría durante los siglos en la Península Ibérica y que ha sobrevivido en algunos lugares. A falta de un origen certero de estas suertes populares atendemos a la obra de Francisco J. Flores Arroyuelo (“Correr los toros en España Del monte a la plaza”), quien como hipótesis lógica establece la posible raíz de los mismos en el traslado que como cazador ya el hombre prehistórico llevaba a cabo de los toros primitivos o uros, para lo cual debía servirse entre otros elementos y técnicas del uso de cuerdas o maromas para poder controlarlos y conducirlos hasta recintos seguros. 

Si bien todos estos festejos tienen como elemento común la sujeción del toro con la cuerda, soga o maroma son numerosas y variadas las formas de manifestación de esta práctica o tradición popular de correr los toros de cuerda, ensogados o enmaromados, estando determinadas en gran parte por las prácticas y costumbres de cada lugar. Se trata de un ritual que entraña riesgo y emoción, de una antiquísima práctica que se encuentra junto con alguna otra suerte taurina popular en los orígenes de la tauromaquia. Consiste básicamente en la suelta de un astado sujeto por una o varias cuerdas, sogas o maromas con el fin de controlar sus evoluciones y acometidas o embestidas. En Benavente se utiliza una única maroma para correr el toro, tal y como marca su tradición, la cual ha sido lógicamente sustituida en innumerables ocasiones a lo largo de la historia.  

En cierta forma esta suerte taurina tradicional y antiquísima supone trasladar a un medio o espacio humanizado, como son las calles y plazas de una población, es decir fuera de su ámbito natural o dehesa, a un animal bravo, conduciéndole mediante una cuerda o maroma a un terreno que desconoce. Supone a la vez un reto para los corredores y mozos que le salen al encuentro. Durante los mismos se llevarían a cabo carreras, desplantes y otras incidencias que proporcionarían riesgo y diversión a los lugareños. Con referencia a los toros enmaromados u ensogados se recogen los siguientes vocablos: Enmaromado; Toro o res a la que se coloca una maroma para correrla por las calles, llevándola de forma controlada. Debió ser durante el siglo XVIII uno de los festejos taurinos más importantes y, por ello, Pepe-Hillo dedica la última advertencia de su obra Tauromaquia a este término. “…y últimamente prevengo, que las reses enmaromadas se llamen con el mayor cuidado, porque suelen no guardar proporción en el orden de embestir, ya porque van tirando, y huyendo de la cuerda, y ya porque la pisan. Y por estos motivos son muchos los que han sido cogidos, aún por reses sencillas y claras”. Algunos escritores como el Duque de Rivas concretamente en su obra titulada “El Aniversario”, ofrece una descripción de este tipo de festejos en los siguientes términos: “Un buey del país, enmaromado con una larga soga”. 


Antecedentes históricos de la maroma en Benavente

Existen antecedentes que con anterioridad a la institucionalización de la festividad del Corpus Christi en Benavente como la fiesta principal de la misma ya tenían lugar en ocasiones entre los diversos juegos y espectáculos taurinos organizados tanto para celebrar en el castillo palacio de los Pimentel, condes-duques de Benavente, algún acontecimiento, como era la visita de personajes relevantes como reyes o miembros de la realeza, así como para divertimento y celebraciones de los propios nobles, la suerte de los toros enmaromados o encintados. Esto fue extensible también al recibimiento y agasajo realizado por la propia villa, si bien estos juegos de corres toros con cuerda o maroma no tenían un carácter fijo como sucedería posteriormente con la festividad del Corpus. Así a título de ejemplo en el año 1545 con ocasión de la visita del entonces príncipe Felipe de Habsburgo (futuro monarca Felipe II) fue adquirida una maroma para un toro que se corrió por las calles de Benavente durante su visita, de lo cual existe constancia documental. La celebración de la carrera del toro enmaromado en Benavente por su parte se halla documentada al menos desde el año 1692. 

Benavente

El festejo taurino denominado “Toro Enmaromado de Benavente”, que se celebra tradicionalmente el miércoles de la Semana del Corpus Christi, se encuentra amplia y suficientemente documentado desde 1692 en el Archivo Municipal de Benavente, teniendo por tanto una antigüedad superior a trescientos años. El festejo del toro Enmaromado de Benavente se debe situar en el contexto de las celebraciones del Corpus Christi. 

 Las Fiestas del “Toro Enmaromado” y sus componentes constituyen en definitiva unas fiestas con unas características propias, fruto del proceso y devenir histórico de Benavente, y que responden a las tradiciones e idiosincrasia de sus gentes. Este festejo obedece a una antiquísima tradición taurina de carácter popular, pues sabido es que las fiestas y festejos taurinos constituyen desde tiempo inmemorial uno de los acontecimientos de más arraigo de todo el año. El Toro Enmaromado de Benavente instituido en el siglo XVII, es sin duda una de las fiestas más enraizadas en el sentir de la población. Numerosos son los avatares o acontecimientos por los que la fiesta ha tenido que transcurrir durante más de tres siglos (guerras, revoluciones, crisis políticas y económicas, prohibiciones administrativas, etc.), sin embargo, ahí continúa pese a los innumerables contrariedades y obstáculos que a lo largo de la historia se han presentado, gracias a la tenacidad y voluntad de los benaventanos.

Autor: Juan Carlos de la Mata Guerra