Las sogas son protagonistas del Toro con Soga de Lodosa, tienen que ser suaves para el toro y para los que la manejan
Las sogas se miman y trabajan para mantenerlas en las mejores condiciones posibles, por el buen desarrollo de la fiesta. Las sogas tienen una renovación periódica, se les da mucho uso, numerosas salidas, sobreros, empalmes y demás, y aunque no se usen, siempre para quitarlas hay que cortarlas. Con el uso y las inclemencias del tiempo, se afean o deterioran y hay que cambiarlas.
Actualmente, el toro es atado a los cuernos con una cejada de ocho, con una soga dócil, color marrón claro de cáñamo natural, poco abrasiva, ligera y corta. Tiene 25 milímetros de ancho y unos 23 metros de largo.
Esta única y vistosa manera de atar tiene varias ventajas y un solo inconveniente. Las principales ventajas son que el toro ni se aprieta ni se afloja, con lo cual no sufre daño y no se puede soltar. El inconveniente es, que para quitarla hay que cortarla. Se ensoga por la mañana y se corta al llegar a la plaza de toros. Para la salida se usa un empalme de 10 metros. Este, se une a la soga principal con un nudo de rizo o llano, con la intención de quitarlo fácilmente y lo más pronto posible.
Con la cantidad de toros y salidas que se hacen en el año, las sogas que se usan son sencillas, se utilizan en varias salidas, perdiendo su largura inicial, al tener que ir cortando un trozo para soltarlas. Estas son cuidadas y mimadas, por manos expertas, teniendo que trenzar los cabos al terminar la exhibición, para tenerlas listas en la próxima salida.
Antiguamente, las sogas eran de sisal y se quedaban muy duras y ásperas. Cuando llegaba la fecha se colgaban en los árboles del “Paseo” para que los chavales “domasen la soga”, colgándose y jugando con ella, para quitarle la rigidez. Solía atarse un toro y estaba varios días con la cuerda atada, se le ponía un cuero para protegerlo de las rozaduras. Ahora, aunque son mucho más dóciles, se cuelgan en los portales del Ayuntamiento para ir dando ambientillo.
La salida del Toro con Soga de Lodosa
El toro no es conducido en ningún momento, se le deja correr por donde quiera teniendo la soga siempre por detrás. Los sogueros siempre dejan floja la soga para que el toro se mueva a su libre albedrío y sólo la sujetan cuando resulta estrictamente necesario dirigir a la res o controlar sus acometidas. Estos mozos, son los encargados de vigilar y frenar la embestida del astado para que no se produzcan percances de gravedad, lo que a veces, a pesar de todas las precauciones, resultan inevitables. No se dispone de vallado, salvo en la salida para poder verlo, y el toro puede aparecer en cualquier punto de la población.
Por la tanto de la habilidad y experiencia de los sogueros, y de las piernas de cada uno, depende la seguridad de los participantes.
Esta peculiar manera de conducir al toro viene de muy antiguo. El 19 de septiembre de 1.854, su fundó la Cofradía de la Virgen de las Angustias y se redactaron varios capítulos de acuerdo con los vecinos.
En ellos queda constancia de la fecha de celebración, siempre el tercer domingo de septiembre y la manera característica de llevar al toro. Y decía:
“Después de la Procesión de la Patrona y de la Misa Mayor, para festejo y alegría de la mocina, se correrá un toro bravo, sujeto con una soga, para que libremente recorra las calles que desee de la localidad”.
En la actualidad, todos los años, hay algún tipo de mejora. Todo planeado para la mejora del animal y la seguridad de los participantes. Concursos de ganaderías, para poder disfrutar de la mejor bravura y mejor trapío. Buenos corrales concebidos para dicho cometido, mejor mueco de pinza, mejores camiones, mejor organización, etc. Todo esto sumando en seguridad y garantía de que todo saldrá bien, pero perdiendo ese toque mágico de más participación popular, que siempre dejaba algo al azar y que transmitía un toque de nerviosismo e inseguridad. Esto se convertía en admiración y respeto por este inigualable animal, el Toro Bravo.
Esperemos que este desgraciado año en blanco, sea el último. Que el año siguiente nos deje disfrutar del toro en Lodosa y en todos los municipios que formamos parte de esta gran familia del toro de cuerda, celebrando con los innumerables amigos el nuevo año, pensando que el anterior, fue una mala pesadilla. Seguiremos trabajando para recuperar el presente, olvidándonos del año pasado y luchando para que siga mucho mejor en el futuro.
Hasta la próxima cita taurina y que podamos asistir en persona.