El Domingo de Resurrección de 2020 no fue el día de alegría que debería haber sido en Gaucín y Benamahoma
«Se ha vivido de una manera amarga, lo teníamos todo preparado y en menos de un mes vimos como todo nuestra ilusión y esfuerzo se venía abajo, no pudimos ni siquiera presentar los toros ni carteles… era algo inimaginable días antes». «Para todos los miembros de nuestra asociación ha sido muy duro no poder celebrar nuestras fiestas. Fue una decisión muy difícil de tomar, pero debido a los momentos que estábamos pasando, fue la decisión más acertada. Todos los socios y socias de nuestra asociación nos apoyaron desde el primer momento que se comunicó la suspensión de las fiestas. Aún así, ese comunicado hizo que el sentimiento de tristeza invadiera sus corazones».
Domingo de Resurrección sin toro de cuerda
El Domingo de Resurrección de 2020 no fue el día de alegría que debería haber sido en Gaucín (Málaga) y Benamahoma (Cádiz). Debido al confinamiento no solo no pudieron celebrar la Semana Santa como es costumbre en estas localidades andaluzas. También tuvieron que suspender los tradicionales toros de cuerda que se celebran en honor de Jesucristo Resucitado. Unas fiestas que, en el caso de Gaucín tienen una antigüedad de siglos, «y solo tenemos constancia de un periodo de 15 años en el que estuvo prohibido durante la dictadura franquista», explica Alberto Pérez, de la Asociación Cultural ‘La Cuerda’. En Benamahoma se retomó la tradición de la suelta de la becerrada de cuerda el Domingo de Resurrección en 1980 y, desde entonces, nunca se ha suspendido o aplazado. «Ha habido años en los que ese día estaba lloviendo e incluso así, se ha celebrado nuestras fiestas», comenta Mª Carmen Fernández, de la Asociación Toro de Cuerda de Benamahoma.
Toro de cuerda virtual
Sin embargo, y a pesar de la tristeza, tanto los gaucineños como los benamahometanos no se dejaron llevar por la desilusión e impulsaron unas fiestas virtuales y desde los balcones. Por unos instantes, Gaucín y Benamahoma se vistieron de fiesta. Así, el 11 de abril, a las 18:00 de tarde coincidiendo con la hora de recibimiento de los cajones en Gaucín, «convocamos para que salieran a sus balcones a hacer la ya tradicional pitada» y en Benamahoma los socios y socias, vecinos y vecinas salieron a sus ventanas y balcones a las 12.00 del domingo de Resurrección, «para escuchar el cohete que daría la salida del toro de por la mañana y a las 18.30 de la tarde también sonaría otro cohete con el que soltaríamos el primero de la tarde». Además, a través de las redes sociales ambas asociaciones invitaron a sus seguidores para que enviaran videos y fotos y con todos ellos hicieron un resumen de agradecimiento por su colaboración.
Fue un emotivo recuerdo de unas fechas que quedarán en la memoria de las dos localidades andaluzas.
- Primero, porque esos días son días de «reencuentros con los amigos y familiares que están fueran de nuestro pueblo y siempre nos vuelven por las fiestas, ahora tendremos que esperar para volvera vernos», apunta Mª Carmen Fernández.
- Segundo, porque alrededor de esta fiesta «nos reunimos los amantes venidos de otras partes de España, descendientes de Gaucín, los familiares, los vecinos de las poblaciones cercanas… nuestra población se multiplica», explica Alberto Pérez.
- Tercero porque a nivel económico, el golpe ha sido muy duro, porque la fiesta del toro de cuerda genera una buena parte del negocio local a nivel de hostelería, restauración, alojamiento y tiendas de alimentación de todo el año.
- Y cuarto, porque sentimentalmente ha supuesto un gran vacío. «El toro de cuerda es una fiesta, que al igual que las luchas de los Moros y Cristianos, la llevamos en el corazón», asegura Mª Carmen Fernández. «Es el día más importante del año, no entendemos un Domingo de Resurrección sin nuestro Toro de cuerda, era difícil no emocionarse cuando el sábado no recibíamos a los toros en sus cajones», se lamenta Alberto Pérez.